La especie
La palmera Corypha umbraculifera produce hacia el final de su vida la inflorescencia más grande que existe: una pirámide de flores de 5 a 7 metros de altura.
Posteriormente sus frutos maduran y el ejemplar muere tras una vida de 30-80 años. Crece en sabanas y bosques abiertos, desde el Sur de la India hasta Tailandia y Filipinas. Las hojas son enormes, redondeadas y superan los 4 metros de diámetro. Estas hojas se han usado tradicionalmente como papel, fabricándose con ellas los “manuscritos de hoja de palma”, considerados los primeros libros de la historia producidos hasta la llegada de la imprenta. Según estudios recientes, se estima que este tipo de documentos, están datados entre un mínimo de 2.800 y un máximo de 6.000 años de antigüedad. El tamaño de la inflorescencia es admirado en los países de origen, pero sorprende más aún, cuando algún ejemplar florece en cultivo, dentro de alguna colección botánica del resto del mundo, donde la especie es muy poco conocida y no existe posibilidad de disfrutar de un ejemplar en vivo.
Las palmeras que sólo florecen una vez al final de su vida se llaman monocárpicas o hapaxánticas, y tienen el apodo popular de “palmeras suicidas”. Terminan su desarrollo con una inflorescencia terminal, al igual que plantas más comunes, como Agave (piteras) y Musa (plataneras), pero de manera más espectacular. Además de las Corypha, existen otros géneros de palmeras que siguen el mismo patrón de desarrollo. Por ejemplo: Metroxylon, Raphia, Tahina y Wallichia, que también se cultivan en el Palmetum de Santa Cruz de Tenerife.
Las Corypha en el Palmetum
Además de este ejemplar de Corypha umbraculifera que ya ha entrado en su fase fértil, en el Palmetum se cultivan algunos ejemplares más de diferentes especies del género Corypha. Los primeros se plantaron en 1997, con alrededor de un metro de altura. Hacia 2010 ya producían hojas enormes que sorprendían a cualquiera por su tamaño y belleza.
Desde la apertura al público del Palmetum en 2014, el grupo de tres Corypha umbraculifera es una parada obligada en las visitas guiadas al jardín botánico.
El 3 de diciembre de 2021 la mediana del grupo sorprende al equipo de trabajadores del Palmetum, porque de lo alto de su copa asoma una nueva estructura, parecida a un gigantesco espárrago de más de dos metros de altura.
El evento llega unos 25 años después de su plantación en suelo, en los comienzos del Palmetum.
Se inicia un proceso que durará escasos meses: en pocos días se despliegan las partes de la inflorescencia y en pocas semanas se desarrolla la floración. Unos meses después los frutos maduran, se secan las hojas y el ejemplar muere.
Hay dos Corypha umbraculifera, que se plantaron a la vez que ésta. La mayor tiene gran vigor, más de 3 m de tronco y se intuye que tardará muchos más años en producir la inflorescencia, que también será más grande.
Tres de las Corypha del Palmetum son más grandes que la que va a florecer y se van haciendo más enormes aún con el paso del tiempo.
Destacan dos ejemplares de Corypha utan, plantados en la sección Australiana, que ya superan los 15 metros.
Una palmera gigantesca muy pequeña
El ejemplar que va a florecer en el Palmetum es el mediano de un grupo de tres, que se plantaron a la vez. No ha crecido tanto como el ejemplar mayor, pues ha vivido condiciones más duras al estar más cerca del borde de la meseta, hacia el mar y hacia el Sur, más expuesto al sol y al viento y con más drenaje. Este caso pone en evidencia que las condiciones ambientales menos favorables han adelantado y no retrasado el ciclo de vida de la especie. Es probable que este ejemplar produzca una inflorescencia más pequeña que lo típico de la especie. Tendremos en el Palmetum la inflorescencia más grande del mundo más pequeña, una ocasión única en esta vida para ver las flores tan de cerca, ya que los ejemplares que florecerán en los próximos años emitirán la inflorescencia desde una altura varios metros mayor.